¿Qué es un Comité de Ética?

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lunes, 21 de octubre de 2013

La eutanasia en menores... un debate abierto en Bélgica.




Bélgica tiene regulada la Eutanasia para adultos que experimentan un sufrimiento físico o psíquico que no se puede aliviar y que manifiestan su voluntad de que se ponga final a su vida desde el 2002.

Otros países europeos tienen regulaciones sobre el tema de la eutanasia como Holanda (aprobó su ley en 2001), Luxemburgo (desde 2008), Suiza (no permite la eutanasia pero si el suicido asistido).

En 2012, la cifra de pacientes que solicitaron y se les aplico la eutanasia fue de 1.432 casos; esto implicó un crecimiento sobre el año anterior del 25% (1.133 casos en 2011). La práctica supone alrededor del 1-2% de los fallecimientos anuales. En su distribución podemos observar que el 81% de los casos corresponde a la región de Flandes, frente al 19% que corresponden a Valonia.

Coincidiendo con el décimo aniversario de la ley, fue aprobada el 22 de septiembre del 2002, el Parlamento belga empezó a discutir si se debía o no ampliar el alcance de la ley a los menores y a las personas  que sufren enfermedades degenerativas, como el mal de Alzheimer.

Tras dos años de debate, Bélgica se dispone ampliar la ley para que incluya a menores de edad con enfermedades incurables. Debemos recordar que en Holanda la ley incluye a enfermos psiquiátricos y a menores a partir de los 16 años, involucrando a los padres en la decisión. Entre los 12 y los 16 años, los menores pueden solicitarla, pero es necesario el consentimiento paterno. En el caso de bebés, existe un protocolo que obliga a confirmar que el recién nacido está sentenciado a morir y con grandes dolores.

Quizás lo más novedoso, y lo que más controversia ha generado, es el límite de edad en contrapunto con la legislación holandesa, la ley belga ha preferido no fijar límites de edad. La condición será que tengan capacidad de discernimiento, capacidad que deberá ser evaluada no sólo por el méidco que se enfrenta al caso, sino por un psiquiatra infantil. 

En el caso de los pacientes con Alzhéimer, la ley parece que no los va a contemplar en este momento. Algunos elementos han provocado que no se haya alcanzado consenso en este tema, y esencialmente tienen que ver precisamente con la capacidad de discernimiento que se le exige también a los menores; es decir, con la capacidad de decidir libre y autonomamente sabiendo las consecuencias de su decisión y las alternativas viables. Es decir, el paciente debería estar consciente para solicitarla y dar el consentimiento. Los testamentos vitales o documentos de instrucciones previas tienen una validez de cinco años en este país, con lo cual tampoco solucionan el problema.

En diversos sondeos se ha mostrado que la sociedad belga mayoritariamente respalda esta visión, el 74% de los belgas son favorables a la extensión de la ley a los menores, según el sondeo del diario La Libre Belgique. El porcentaje se incrementa cuando hablamos de pacientes que sufren Alzhéimer, un 79% están de acuerdo con extender la ley a estas personas. 

En primer lugar, nos llama la atención la madurez de la sociedad belga y de los políticos del parlamento para abrir el debate e intentar construir un espacio de consenso desde la templanza y la serenidad. Puede parecer que con un respaldo tan grande por parte de la población es fácil, pero debemos recordar que en España el estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas en 2010 arrojaba que un 60% de los españoles despenalizaría la eutanasia, y si eran jóvenes alcanzaba el 62,2%. A pesar de encontra también un apoyo social importante en este país; los partidos políticos no se han abordado el problema, ni se ha establecido un debate que lleve a establecer una legislación sobre esta situación. 

Son obvios los problemas que se generan al intentar abordar la regulación de la eutanasia y del suicidio médico asistido, conseguir evitar el sufrimiento del paciente se puede alcanzar por otros medios probablemente; pero no es ese el meollo del debate, sino la autonomía, la capacidad de decidir cada uno de nosotros sobre su propia vida; en lugar de que decidan terceras personas. Hay posturas que entienden que la vida es un bien del que no tenemos derecho a disponer, un bien "sagrado" y que abrir esta puerta puede generar una tendencia peligrosa en la sociedad, una tendencia marcada por la falta de respeto a la vida. 
Otro aspecto que la regulación debe abordar es garantizar este derecho como inherente a la persona, es decir se aplicará a aquellas personas que lo deseen y lo manifiesten. En este sentido, deben tener capacidad de discernimiento; eso hace díficil incorporar a personas que sufran demencias o a menores de edad sin esa capacidad. Estos grupos generan muchas dudas a la hora de abordar este tema.

Parece necesario, abordar en nuestro país este tema; otro de los datos que aporta el Centro de Investigaciones Sociológicas sobre la actitud de los médicos en España sobre la eutanasia, nos arroja al preguntar sobre el número de pacientes que en los últimos 12 meses les había solicitado la eutanasia o el suicidio asistido que la media de pacientes que lo habían solicitado era de 2,81. 

Nos encontramos ante una realidad que nos obliga a tener que plantear el debate de forma madura y serena, para lograr establecer una legislación que respete los derechos individuales de los ciudadanos y de cobertura legal a la práctica médica de una forma urgente.

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